14 La vista y los colores

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14. La vista y los colores

Las diversas longitudes de onda de la luz son percibidas por medio de los órganos receptores que hay en el ojo, las interconexiones nerviosas y las señales que estas transmiten a través del nervio óptico. Por último, es en el cerebro donde se efectúa el proceso integrador de la imagen captada.

Se entiende por órganos receptores los elementos que hay en la retina sensibles a la luz y los pigmentos visuales -continuamente deshechos por la luz y vueltos a formar- que sensibilizan a aquellos elementos.

Las interconexiones nerviosas se hallan en la misma retina, y los impulsos que pueden originar incluyen señales "interruptoras".

Las vías ópticas transmiten el mensaje sensorial de la retina al cerebro. Se hallan representadas, de delante a atrás, por la retina, el nervio óptico, la quiasma, y están constituidas por los receptores (conos y bastones) y por tres células nerviosas (neuronas).

Al parecer, los conos se comportan como lo hacen las células fotoeléctricas, transformando la luz en electricidad, siendo las diferencias de intensidad eléctrica correspondientes a cada uno de los colores las que permiten su identificación y, en definitiva, la visión de los colores. Se supone que solo los conos contribuyen a la visión de los colores.

El hecho de que el cerebro participa vitalmente en la percepción visual queda suficientemente demostrado por el aparente carácter unitario de la percepción.

El ojo humano no es capaz de distinguir todos los colores y sus diferentes tonalidades, pero como cada color y cada tonalidad, tiene su propia longitud de onda, con aparatos de gran precisión se pueden notar las diferencias que pasan desapercibidad para la vista más aguda.

Vistos al microscopio, los elementos sensibles a la luz que hay en la retina presentan dos aspectos distintos: conos y bastones.

En la parte central de la retina se hallan solo los conos; en la parte periférica predominan los bastones.

Esta diferencia entre los elementos sensibles a la luz coincide con dos mecanismos distintos de la visión; uno, periférico, que actúa cuando hay poca luz, sin distinguir los colores; y otro, central, que si la luz es suficientemente intensa distingue las formas y los colores.

Daltonismo

Existe una anomalía de la vista consistente en no distinguir los colores. Recibe el nombre de "daltonismo" en honor al químico inglés John Dalton que, afectado de esta anomalía, hizo sobre sí mismo el primer análisis científico.

Es un defecto hereditario transmitido, como la hemofilia, por las mujeres pero que afecta particularmente a los hombres. Se considera que lo presentan entre 8 y 9 de cada 100 hombres.

Hay diversos grados de daltonismo. Entre quienes lo padecen, el grupo más numeroso (67%) lo forman los que ven los tres colores básicos pero en proporciones anormales, es decir, unos ven más rojo que en la visión normal, y otros más azul o más amarillo. Esta anomalía solo tiene importancia para los pintores, careciendo de ella para la vida normal.

Los daltónicos "verdaderos" no perciben más que dos colores primarios en lugar de tres. Por ejemplo, todos los colores que perciben son compuestos de una mezcla variada de rojo y azul, en lugar de serlo de rojo, azul y amarillo.

El daltonismo más común se manifiesta en dificultad para distinguir el rojo y el verde; con menor frecuencia, la dificultad está en discernir entre el verde y el amarillo o entre el azul y el amarillo.

Una tercera clase de daltonismo, muy rara, es la de personas que no perciben color alguno. Solo las variaciones de intensidad luminosa les permite distinguir los objetos, que es como decir que solo distinguen el blanco, el negro y los grises.

Como se comprenderá, estos dos grupos que padecen daltonismo intenso no pueden ejercer oficio alguno en el que sea importante distinguir los colores, ni conducir vehículos, al no poder distinguir las señales de tránsito.

El Color De Los Ojos

Contrariamente a lo que podría parecer, el color de los ojos no afecta a la percepción de los colores y, en cambio, tiene una sorprendente relación con la percepción acústica.

El color de los ojos depende del contenido de melanina en el iris. Las personas con ojos azules, y más aún los albinos - que carecen por completo de melanina- presentan una mayor sensibilidad al ruido.

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