50 aniversario de Brasilia

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La ciudad de Brasilia, en cuya gestación participó el arquitecto Oscar Niemeyer, acaba de celebrar su 50 aniversario. Inaugurada en 21 de abril de 1960, fue el proyecto más importante del presidente Juscelino Kubitschek, que deseaba adentrar la capital hacia el interior del país para poblar las zonas selváticas. Esta ciudad se creo con la utópica idea de eliminar las clases sociales. Desde 1987 es Patrimonio Cultural de la Humanidad.

En 1956, el urbanista Lúcio Costa ganó el concurso para proyectar la nueva capital en el centro del país y, por iniciativa del presidente Kubitschek, Oscar Niemeyer fue invitado a trabajar en ella como encargado de los proyectos de edificios, quedando Costa como responsable del plan de la ciudad y del desarrollo urbanístico.

Diferentes edificios

La elección de Niemeyer por parte del presidente no fue casual: desde 1938 –aproximadamente– Niemeyer estuvo trabajando en el conjunto de Pampulha; se trataba de la primera obra que éste llevó a cabo como funcionario público y también la primera que Niemeyer realizó como arquitecto. La arquitectura de este conjunto tuvo gran repercusión y cuando se decidió la construcción de Brasilia el presidente no dudó en elegir a Niemeyer.

En pocos meses, Niemeyer diseñó decenas de edificios residenciales, comerciales y administrativos. Entre ellos, se construyó un lago para asegurar la habitabilidad de la zona, ya que el terreno era muy árido. En un principio, la planta de la ciudad se proyectó como la de una cruz apuntando al noroeste pero, al finalizar las obras, ésta tomó la forma de un pájaro en vuelo: la cabeza es la llamada Plaza de los Tres Poderes, en el cuello se encuentran los ministerios y los edificios públicos, por detrás están las zonas de ocio y en las alas las zonas residenciales.

Entre los edificios levantados por el arquitecto cabe destacar la residencia del Presidente (Palácio da Alvorada), el Congreso Nacional (la Cámara de los Diputados y el Senado Federal), la Catedral de Brasilia, el Palacio de Itamaraty, sede de la cancillería, la sede del Supremo Tribunal Federal, los edificios de los ministerios, y la sede del gobierno, el Palacio del Planalto.

Construida en cuatro años

En cuatro años, el plazo correspondiente al mandato presidencial, Brasilia fue proyectada, construida e inaugurada. Con Brasilia se evidenció que era posible una arquitectura diferente, una arquitectura que sorprendía. Niemeyer hizo su propia versión de la arquitectura moderna, pero menos rígida que la ortodoxa, al introducir elementos de la vernácula brasileña.

Niemeyer siempre ha concebido sus proyectos como esculturas, basándose en los principios arquitectónicos de Le Corbusier, cuyos planteamientos le influyeron poderosamente, convirtiéndose así en uno de los principales exponentes del Movimiento Moderno en Latinoamérica.

Su arquitectura es pionera en la exploración de las múltiples facetas y posibilidades del hormigón, creando estructuras ligeras, dinámicas, que muestran otro aspecto del material y se acercan a las formas de la naturaleza. Para él, la curva es la protagonista de sus obras, rechazando por completo el ángulo recto. Y Brasilia es un claro ejemplo de todo ello.

Oscar Niemeyer, uno de  los pioneros del Movimiento Moderno Internacional, ha sabido incorporar al racionalismo funcionalista los espacios sensuales y los valores poéticos que distinguen la cultura de su país, Brasil.

Nació en Río de Janeiro en 1907, se graduó en la Escola Nacional de Belas Artas de Rio de Janeiro en 1934, y un año después comenzó a trabajar en el estudio de Lúcio Costa. En 1936 se unió a un grupo de arquitectos brasileños que estaban colaborando con Le Corbusier en el nuevo Ministerio de Educación y Salud.

En 1956, fue nombrado arquitecto supervisor de Nova Cap, organización encargada de la ejecución de los proyectos de Lucio Costa para la nueva capital de Brasil, y al año siguiente se convirtió en el arquitecto jefe, diseñando la mayoría de los edificios más importantes.

Hasta su exilio en Francia en 1964 por su filiación política comunista, continuó trabajando en Brasil, a donde regresó 10 años después. En 1970 le concedieron la Gold Medal of the American Institute of Architecture; y en 1989, el Premio Pritzker de Arquitectura y el Príncipe de Asturias de las Artes.

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