En la década de 1920, la High Line fue concebida como una vía elevada ferroviaria que debía garantizar el transporte de mercadería industrial sin poner en peligro la vida de las personas.

Pasaron los años y la reconversión industrial mandó poco a poco a este viaducto al desuso hasta su total abandono en la década de 1960. Desde entonces, mientras  las fábricas que la rodeaban iban siendo convertidas en "lofts" y viviendas de lujo, el elefante blanco de dos km de largo y dos pisos de alto permanecía ahí, cada vez más tupido  por la vegetación que crecía salvajemente a sus anchas.

Luchando por vencer la codicia de los inversionistas que querían  construir en su lugar, Friends of the High Line, una asociación ciudadana de Nueva York impulsó la idea de reciclar la infraestructura, con objeto de convertirla en un espacio para el encuentro social y para albergar muestras artísticas. Se trata de un proyecto que buscaba la recuperación de una infraestructura en desuso para favorecer la recuperación urbana, enmarcado en la actual corriente de arquitectura verde.

Finalmente después de años de demoras e incertidumbre, la High Line al fin abrió al público esta semana un tercio de su superficie total. Lejos de querer convertirse en el Central Park del oeste de la isla, el objetivo de este parque elevado es el de unir tres barrios y reactivar la bahía de Manhattan. También busca convertirse en destino turístico gracias a la  vista que de ella se pueden obtener de la bahía del Hudson, con la Estatua de la Libertad al fondo, horizonte que en unos meses contará con dos interesantes elementos más: un edificio empresarial de Frank Gehry, y uno residencial de Jean Nouvel.

Una iluminación tenue y al ras del suelo, donde crece una alfombra verde compuesta por plantas autóctonas seleccionadas que brotan de entre los antiguos rieles del tren, harán que el jardín será un festival de color en las diferentes épocas del año.

Y es que el parque es un ejercicio de remarcable paisajismo a cargo de la firma James Corner Field Operations con la arquitectura de Diller Scofidio + Renfro, ganadores del concurso ad hoc que se hizo en 2004 .

La entrada principal se situará en la calle 14, que incluirá escaleras y ascensor y, justo al lado, se extenderá el "Sundeck", un lugar con hamacas para poder disfrutar del sol con vistas al río, a la vez que refrescarse, pues durante el verano brotará agua del suelo.

Pero hasta ahora la habilitación de la High Line es un trabajo en progreso. Solo 2.8 acres del parque han sido completados, correspondiendo a los bloques entre Gansevoort y la calle 20. La segunda fase entre la calle 20 y la calle 30 comenzará en unas cuantas semanas, estimándose su final para 2010. Juntas, estas secciones costarán un total de US$ 152 millones. La tercera sección final será desarrollada pronto.

Galería de Imágenes:

Mas info: www.thehighline.org Video:

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