España| Hay muchas maneras de entender la muerte, una opinión religiosa de ellas dice “del polvo vienes y en polvo te convertirás”, una observación científica señala que “la vida viene del agua y hacia el agua va”. Jordi Badia y Josep Val de BAAS han conjugado ambos criterios en el tanatorio de León en España, un lugar que tiene un dramatismo especial con respecto a los lutos.
Un tanatorio no es un cementerio aunque su nombre podría sugerirlo, tampoco es un crematorio. Es un lugar a medio camino entre ambos, y que sirve para la espera mientras un cadáver es cremado o inhumado. Como sea, el tanatorio de León guarda al mismo tiempo la solemnidad y la reserva que su función requiere.
Ubicado junto a las áreas verdes de un barrio residencial, a unos 200 metros del recién premiado MUSAC y a unos 400 del auditorio de León, el edificio no se levanta, sino más bien se introduce bajo tierra o mejor dicho bajo un estanque de agua que sirve de “tumba de tumbas”, así la construcción facilita la discreción y privacidad en esos momentos dolorosos.
El diseño no sólo se sumerge en la tierra tal y como lo hacen los ataúdes durante los entierros, sino que su forma también es una alegoría del volumen tradicional de un sepulcro, entendido como un prisma rectangular. La rampa de acceso tiene la sutileza de conducirnos progresivamente lejos de los ruidos citadinos para introducirnos un mundo más tranquilo, en el que el recogimiento y privacidad se ven acentuados por las columnas en V que sostienen el techo y que acentúan la sensación de sepulcro.
La parte más baja tiene siete patios iluminados por igual cantidad de claraboyas que vienen desde la laguna artificial que hay en la parte superior, dando una especial sensación de gran iluminación y privacidad.
Los pisos de madera dan calidez y junto con algunos diseños en negro que se utilizan en diferentes partes del edificio realzan esa sensación de privacidad y recogimiento indispensable en estos lugares, el uso del agua en los patios remiten también a esta tristeza.
Según Badia, “El tratamiento de la luz en las iglesias siempre ha sido parecido: poca luz y cayendo desde el cielo. El tanatorio retoma ese tipo de luz para crear el ambiente de recogimiento necesario para el rezo. Creo que los materiales y colores tienen significado. En este caso creo que el hormigón fue el material más adecuado para construir una tumba de tumbas, que era el referente que queríamos usar. El edificio, al estar enterrado tiene sólo una fachada, su cubierta, y al llenarla de agua esa cubierta refleja el cielo que en la tradición cristiana evoca el paraíso después de la muerte”.
Val por su parte señala que “El edificio se aleja de modelos demasiado fríos y hospitalarios y busca una conexión con una arquitectura más doméstica y por lo tanto más amable. Por esa razón el uso de maderas cálidas, sofás y lámparas de luz indirecta que dan una imagen insólita en este tipo de equipamientos. Queríamos además comunicar un sentimiento de tristeza y por ello las únicas visiones desde el interior son las del cielo”.
Viéndolo bien, parece ser un edificio adecuado para ser mostrado en blanco y negro, el proyecto es además elegante, y recuerda algunos aspectos de la catedral de Le Corbusier. No se si será mi imaginación, pero este edificio no tiene nada de tanático y por el contrario se puede considerar como un monumento a la vida, solo basta levantar la mirada a través de los tragaluces y encontrarse con el magnífico cielo de León.
Ficha técnica:
Arquitectos: BAAS – Jordi Badia /Josep Val Ubicación: León, España Año de proyecto: 1999 Año de construcción: 2000 Colaboradores: Elena Valls, Tirma Balagué, Albert Cibiach , Marcos Catalán, Juan Carlos Castro, Frans Massana, Lorena Maristany, Rafael Berengena, Francesc Belart, Santi Vinuesa, Bárbara Camarero, Ginés Egea, Josep Martínez, Luis Victori, Sergi Serrat, Lluis Carreras, Jordi Mercadé Estructura: Eduard Doce Ingenieros consultores: Mariano Fernández, José Manuel Pérez Presupuesto: Francesc Belart Servicios: Consulting Lluís Duart Cliente: SERFUNLE/Ayuntamiento de León Fotografías: Eugeni PonsGalería:
Enviado por: Roberto Praga