![]() |
Los Maggie´s Centre han nacido de la voluntad de Maggie Keswick Jencks, una arquitecta que enfermó de cáncer de pecho en 1998 y que rechazó, a pesar de las molestias de la enfermedad, abandonar su propio entorno. De aquí, la decisión de proyectar espacios habitables, como apoyo para los principales centros de tratamiento de los tumores; entornos estudiados para ofrecer confort y familiaridad a los pacientes y a sus familiares. Cada proyecto, además, ha sido confiado a un proyectista de fama internacional, como Frank Gehry, Richard Rogers, Daniel Libeskind o Zaha Hadid.
Como confirmación de estos intentos, basta con pensar que en la estructura de Fife, Hadid ha situado en el centro la cocina y la chimenea como elementos tranquilizadores y familiares. También las otras elecciones han estado dictadas por estas exigencias específicas, creando espacios protegidos del exterior, gracias a especiales elecciones formales, cromáticas y al uso de materiales específicos.
El complejo ha sido construido en una depresión adyacente al Victoria Hospital. La ligera depresión del terreno hace que la estructura también parezca estar protegida de la naturaleza que la rodea. El objetivo era, de hecho, experimentar cómo una depresión natural pudiera transformarse en una envoltura, capaz de rodear y de proteger la estructura que en ella se encuentra situada. A este efecto contribuye también la altura limitada del edificio, que de hecho se desarrolla sobre una única planta. La impresión que se crea es la de una especie de continuidad entre los árboles y la estructura.
Líneas tensas y de trazos decidido caracterizan a esta arquitectura, que parece replegada sobre sí misma, como si estuviera compuesta por una fina hoja de papel. Es la misma sensación que se tiene cuando se observan las maquetas y los estudios de proyecto.
Lo que acentúa la linealidad y su particular curso son los colores y los materiales elegidos para el revestimiento: cemento oscuro pero brillante para el tejado y las dos paredes menores, vidrio claro y translúcido para los demás espacios.
Precisamente, la fachada expuesta al sur está realizada con cristaleras a toda altura; esta solución, junto, a una serie de tragaluces situados en el tejado, dan una intensa iluminación natural a los interiores, aumentando el confort visual y microclimático de los mismos. Las grandes ventanas además se asoman al bosque circundante, que es posible observar también desde la terraza.
Los espacios interiores, en cambio, están envueltos en una barrera en forma de lámina, que tiene la función de aislar el edificio de los ruidos procedentes del exterior, sobre todo, del aparcamiento del cercano hospital.