Arte y arquitectura maya

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CIUDAD DE MÉXICO.- Extraordinaria síntesis de la historia del arte de una de las civilizaciones antiguas más enigmáticas, es lo que ofrece la obra

En el libro "Arte y arquitectura maya" su autora, Mary Ellen Miller, brinda al lector una extraordinaria síntesis de la historia del arte de una de las civilizaciones antiguas más enigmáticas.

En la presentación del volumen, la editora, el Fondo de Cultura Económica, agrega asimismo que al hablar de sus templos, tumbas, estelas, altares, figuras de cerámica y murales, la autora explica cómo y por qué los mayas -llamados por los expertos como los griegos del nuevo mundo- realizaron sus obras más significativas.

Aborda los descubrimientos arqueológicos en Copán, Tikal y Palenque -por citar algunos-, así como los nuevos análisis de la escritura maya, todo lo cual ofrece renovadas interpretaciones de la escultura y la cerámica producidas por aquella civilización.

Se añade que los capítulos de la arquitectura y de los materiales del arte maya dan pauta a discusiones acerca de la escultura de distintas épocas y regiones, de los famosos murales de Bonampak y de los descubrimientos en Cacaxtla.

Finalmente se apunta que este trabajo constituye quizá el mejor compendio que se haya escrito acerca de la historia del arte y la arquitectura de los antiguos mayas.

Por otra parte, en la introducción, se comenta que en los textos que han sobrevivido, los mayas hablan de su escritura y su escultura, pero al igual que la mayoría de las civilizaciones más antiguas en su léxico no poseían un término único y global para el arte.

Y acaso no lo requerían, pues toda superficie -ya fuera un textil o un techo de paja- podía transformarse mediante la pintura y el yeso en algo notable, ornamentado con diseños o figuras característicamente mayas.

Estas obras se encontraban por doquier, en docenas de ciudades y muchas habían sido hechas de manera perdurable. El antiguo mundo maya destaca por su arte.

A lo largo del primer milenio después de Cristo, el pueblo maya construyó ciudades y santuarios en los lluviosos bosques tropicales y subtropicales del sur de México, Guatemala, Belice y Honduras, regiones todas donde los mayas se habían establecido siglos antes.

El arte de esta época, que usualmente proviene de las tierras bajas mayas, es el principal tema de esta obra, aunque ocasionalmente se destacarán ciertas obras preclásicas y posclásicas, al igual que algunas de las regiones montañosas.

Este estudio ni siquiera puede pretender englobar en su totalidad el periodo entre 250 y 900 d.C., el llamado periodo Clásico, pues el arte y la arquitectura de los mayas prosperaron en docenas de ciudades, grandes y pequeñas, donde se desarrollaron estilos y tradiciones locales en el curso del tiempo.

Este libro no pretende ser más que una guía del viajero en el complejo campo del arte maya.

Las obras primigenias del arte maya sin duda fueron efímeras, como lo son algunas que hoy hacen los mayas actuales.

Cuando los antiguos mayas colocaban una piedra de forma inusual en un arroyo o cortaban flores para un rito, acaso veían en esas acciones una manera de hacer arte, tan legítima como la creación de una escultura o de una pieza de cerámica.

Desde el año 500 a. C., por lo menos, los mayas aprovecharon los materiales de su medio ambiente y construyeron monumentos y edificios.

A ciertos materiales, en especial las raras piedras verdes, sobre todo el jade, les atribuían gran valor.

En el período Preclásico Tardío las poblaciones mayas crecieron geométricamente, y para cuando César Augusto llegó al poder en Roma, ya habían construido una de sus principales ciudades: El Mirador, en el norte de El Petén.

Esta ciudad ya había declinado y estaba en ruinas mucho antes de la caída de Roma, hacia 250 d. C.

Mary Ellen Millar es autora de numerosas obras en torno a aspectos diversos del arte y la historia mesoamericanos, es particularmente reconocida en el mundo por sus trabajos de interpretación y contextualización de la pintura y la escultura mayas.

Al margen de su fructífera actividad académica, se ha encargado de la curaduría de exposiciones de arte precolombino en museos estadounidenses, y de documentación de los murales de Bonampak.

Con una notable trayectoria en la Universidad de Yale, de la que ha sido catedrática desde 1981, en la actualidad es decana del Yale Collage.

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